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Tag Archives: tipología bíblica

Profecía mesiánica y tipología

08 Monday Apr 2024

Posted by Steven Anderson in Bible, Bible prophecy, Books

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hermenéutica, tipología bíblica

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Este post es un extracto de mi Guía interpretativa para la Biblia (libro impreso; pdf de Salmos).

Muchos versículos de los Salmos son citados en el Nuevo Testamento como profecías del Mesías (Cristo). En algunos casos, como el Salmo 2 y el Salmo 110, los salmos citados son profecías directas de eventos futuros. Ver más adelante los comentarios sobre estos salmos para una refutación del punto de vista de que no son profecías directas. Sin embargo, en muchos otros casos, un salmo en el que David describe sus experiencias personales es citado en el Nuevo Testamento como una profecía de las experiencias de Cristo. Por ejemplo, en Hechos 2:25-31 Pedro cita el Salmo 16:8-11 como una profecía de la resurrección de Cristo, aunque ese salmo parece estar describiendo las experiencias de David. Cabe señalar que la cita de Pedro de este salmo no fue su propia invención, sino que probablemente fue una interpretación que Jesús enseñó a los discípulos directamente después de Su resurrección (Lucas 24:44-47), y ciertamente fue algo que Pedro fue guiado por el Espíritu Santo a enseñar. Algunos intérpretes cristianos han tratado de argumentar que todas las profecías mesiánicas en los Salmos deben ser entendidas como hablando exclusivamente de Cristo y no de David. Los evangélicos que están influenciados por la alta crítica a menudo argumentan que estos salmos solo tenían la intención de hablar de David (o un “salmista” anónimo) en su contexto original, lo que parece hacer que las referencias a ellos en el Nuevo Testamento como profecías sean erróneas. Sin embargo, hay una mejor manera de dar sentido a estos salmos y sus citas en el Nuevo Testamento.

Definición de tipología

Las profecías aparentemente indirectas del Mesías en los Salmos se entienden mejor a través de la hermenéutica de la tipología profética. La tipología es el estudio de tipos. La palabra en español “tipo” se deriva de la palabra griega τύπος, que significa “patrón”. Sin embargo, esta palabra griega no se usa en el Nuevo Testamento como un indicador hermenéutico técnico de estructuras tipológicas de la forma en que se usa la palabra en español “tipo”. Además, incluso este sentido hermenéutico de la palabra “tipo” está desactualizado en el español moderno; la palabra “prototipo” (o “arquetipo”) sería más clara, pero “tipo” sigue siendo la palabra utilizada en las discusiones hermenéuticas. Una buena definición práctica de tipología proviene de la obra de Horne del siglo xix:

Un tipo, en su significado primario y literal, simplemente denota un borrador sin pulir o modelo menos exacto, a partir del cual se extrae una imagen más perfecta; pero, en el sentido sagrado o teológico del término, un tipo puede definirse como un símbolo de algo futuro y distante, o un ejemplo preparado y evidentemente diseñado por Dios para prefigurar ese algo futuro. Lo que de ese modo es prefigurado se denomina antitipo.

Traducido de Thomas Hartwell Horne, An Introduction to the Critical Study and Knowledge of the Holy Scriptures (4.a ed.; London: T. Cadell, 1823), 2:649.

La validez e importancia de la tipología

Las numerosas citas de relaciones tipológicas en el Nuevo Testamento muestran que la tipología es de hecho un modo válido de interpretación, por lo cual sólo necesitamos descubrir sus principios hermenéuticos rectores. Hay algunos pasajes en el Nuevo Testamento en los que se reconoce explícitamente una relación tipológica, como la de Melquisedec y Cristo (Hebreos 5:10; 7:1-17), David y Cristo (Hechos 2:25-34) y Cristo y los corderos pascuales (Juan 1:29, 36; 1 Corintios 5:7). Otras veces, no se establece explícitamente una relación tipológica, sino se dibuja un paralelo entre una realidad del Antiguo Testamento y una realidad del Nuevo Testamento, por ejemplo, entre el tabernáculo y el sistema de sacrificios (cf. Colosenses 2:17; Hebreos 10:1). La tipología es particularmente importante para comprender cómo el Antiguo Testamento prefigura y prevé la persona y obra del Mesías.

El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento están conectados a través del cumplimiento de las promesas del Antiguo en el Nuevo, lo cual corrobora que el cristianismo es la continuación de la religión de los judíos en una forma perfeccionada, no un culto herético. Las relaciones tipológicas forman parte de este vínculo. Gran parte del Antiguo Testamento apunta y se cumple en el Nuevo Testamento, y el Nuevo Testamento es dependiente del Antiguo Testamento.

Una de las razones por las que la Biblia usa la tipología es que los ejemplos prácticos son una herramienta de enseñanza particularmente útil. Es más fácil para las personas comprender la verdad teológica cuando pueden ver un modelo de esa verdad, en lugar de que se les enseñen los principios o las profecías de manera abstracta. La tipología también muestra cómo Dios usa los eventos históricos para preparar al mundo para eventos futuros en Su plan.

Identificación de tipos bíblicos

Todos los tipos legítimos en la Biblia comparten tres características: promesa y cumplimiento, correspondencia funcional e historicidad.

Primero, el criterio de promesa y cumplimiento significa que el antitipo debe cumplir de alguna manera el tipo. Esto implica que:

  1. Debe haber una promesa profética que conecta el tipo con el antitipo. El tipo debe dejar esta promesa incumplida o parcialmente incumplida. El rol histórico del tipo debe estar incompleto y orientarse hacia un cumplimiento futuro. Una estructura tipológica genuina del Antiguo Testamento debe contener promesas específicas que apuntan a un cumplimiento en un antitipo específico, y no solo promesas generales que podrían tener muchos cumplimientos potenciales. La tipología excesiva tiende a pasar por alto este criterio. Muchos intérpretes identifican tipos sobre la base de similitudes y patrones, sin la presencia de una profecía asociada.
  2. En el contexto original del Antiguo Testamento deben estar presentes indicadores tipológicos. La única forma en que el Nuevo Testamento puede afirmar legítimamente el cumplimiento de un tipo del Antiguo Testamento es si la estructura tipológica es identificable a partir de la exégesis del texto del Antiguo Testamento usando la hermenéutica literal. El Nuevo Testamento simplemente identifica la intención que tenía el texto del Antiguo Testamento desde el principio. Si un tipo solo puede identificarse sobre la base de la revelación del Nuevo Testamento, ¿en qué sentido es una prefiguración? Los puntos de vista de tipología que definen un tipo sobre la base de una lista de correspondencias que solo pueden identificarse retrospectivamente pierden una “conciencia de la dirección fundamental a la que apunta la revelación”. (Traducido de Philip E. Powers, “Prefigurement and the Hermeneutics of Prophetic Typology” [PhD disertación, Dallas Theological Seminary, 1995], 175.)
  3. Un tipo debe preceder a su antitipo en la historia. Dado que un tipo es una anticipación profética de un antitipo, debe preceder al antitipo en la historia.
  4. Un tipo debe ser preparado y diseñado por Dios para representar su antitipo. Dado que un tipo es un ejemplo práctico profético, Dios debe moldear la historia de tal manera que el tipo adquiere características esenciales del antitipo.

El segundo criterio, la correspondencia funcional, significa que el tipo debe tener la misma función histórica que el antitipo. Específicamente, el tipo debe tener la función, rol o posición que se indica en la promesa profética que conecta al tipo con el antitipo. Como ejemplo, un tipo mesiánico debe ocupar una posición o función mesiánica, aunque el Mesías ocupa este rol de una manera superior y más plena que el tipo. Así, tanto David como Melquisedec ocuparon una posición/función mesiánica. La correspondencia funcional es una parte necesaria de la tipología porque un tipo debe carecer de culminación en sí mismo y aguardar que la meta sea cumplida en un antitipo, el cual por definición es mayor y más completo que el tipo. Cuando llega el antitipo, se elimina la necesidad del rol desempeñado por el tipo y el antitipo reemplaza la función del tipo. Un ejemplo de la manera como esto funciona es que cuando Cristo murió, todo el sistema de sacrificios de la ley mosaica se cumplió y dejó de operar de manera legítima. La tipología excesiva tiende a centrarse en los elementos externos correspondientes entre un tipo propuesto y un antitipo, ignorando la necesidad de identidad en la posición/función y la inherente deficiencia del tipo. El punto de vista de comprensión retrospectiva de la tipología también encuentra problemas con el criterio de correspondencia funcional, ya que el antitipo parece proporcionar el modelo para identificar el tipo. Sin embargo, por la definición de tipología, “el tipo es el que apunta hacia el antitipo, no el antitipo el que apunta hacia el tipo (hacia atrás)” (traducido de Powers, “Prefigurement and the Hermeneutics of Prophetic Typology,” 181), y por lo tanto el tipo debe tener alguna función o posición que está incompleta y espera ser completada en un antitipo.

El tercer criterio, la historicidad, significa que tanto el tipo como el antitipo deben ser entidades históricas reales, no meras invenciones literarias. La historicidad es un problema en la erudición crítica moderna, que tiende a ver los supuestos motivos literarios casi como indicadores tipológicos. Ver más, W. Edward Glenny, “The ‘People of God’ in Romans 9:25-26” Bibliotheca Sacra 152 (Jan.–Mar. 1995): 56.

Categorías de tipología

Los tipos bíblicos se pueden dividir en tres categorías principales: tipos legales, tipos proféticos y tipos históricos.

  1. Los tipos legales son rituales o símbolos en el sistema legal mosaico que prefiguraban una entidad o un evento futuro, generalmente la persona y obra del Mesías. Un ejemplo de un tipo legal es los corderos sacrificados en la Pascua, que presagiaban la muerte de Cristo en la Pascua como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29, 36; 1 Corintios 5:7). El cumplimiento de los tipos de la Ley en la persona y obra del Mesías es central para la teología del Nuevo Testamento y forma un puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Es evidente que los sacrificios en la Ley eran funcionalmente incompletos, ya que tenía que ser repetidos cada año. Hebreos 10:1-18 conecta esta deficiencia funcional con profecías mesiánicas para argumentar que la muerte de Cristo es el antitipo del sistema mosaico de sacrificios.
  2. Un tipo profético es una acción o demostración práctica representada deliberadamente por un profeta para simbolizar un evento futuro. Un ejemplo de esto es Isaías caminando desnudo y descalzo para representar el cautiverio de Egipto (Isaías 20:1-6). Si bien toda tipología es profética, esta categoría de tipología se refiere a representaciones directas y deliberadas de eventos futuros por parte de un profeta. Se puede debatir si las demostraciones prácticas proféticas diseñadas para representar eventos futuros deberían ser clasificadas como tipos o símbolos.
  3. Los tipos históricos son los que la mayoría de la gente piensa cuando piensan en tipología. Horne define los tipos históricos como “personajes, acciones y circunstancias de algunas personas eminentes registradas en el Antiguo Testamento, ordenadas por la Providencia Divina como para ser prefiguraciones exactas de los personajes, acciones y circunstancias de las personas futuras que deberían surgir bajo la dispensación del Evangelio” (traducido de Thomas Hartwell Horne, An Introduction to the Critical Study and Knowledge of the Holy Scriptures [4.a ed.; London: T. Cadell, 1823], 2:651). Un ejemplo de un tipo histórico es las experiencias de David en el Salmo 22 que son citadas en los Evangelios como cumplidas en las experiencias de Cristo (Marcos 15:34; Juan 19:23-24).

Planteamientos erróneas sobre la tipología

El error más común que se comete en el reconocimiento de tipos es la idea de que los paralelos por sí solos indican la existencia de tipos, con la consecuencia de que los intérpretes encuentran demasiados tipos. Powers comenta:

La mayor confusión en el área de la tipología bíblica surge como resultado de la amplia aplicación del término a una variedad de situaciones literarias e históricas simplemente porque se reconoce un patrón recurrente. Por lo tanto, cualquier repetición de palabra, símbolo, evento, persona, género o tema teológico tiende a ser explicada por la tipología y todas aquellas características asociadas a la estructura tipológica son entonces aplicadas para obtener un significado nuevo o más completo del texto original. El problema se agudiza cuando esas características tipológicas se unen a estructuras literarias o situaciones históricas creando significados que ya no están respaldados por la evidencia textual y, por lo tanto, no son parte del significado concebido por el autor. Para algunos, la tipología no influye en el significado del texto, sino que es simplemente el reconocimiento de un patrón por parte de los intérpretes posteriores. Para otros, la tipología es un método de exégesis; y para algunos otros, no es un método de exégesis, sino parte del significado concebido por el autor.

Traducido de Powers, “Prefigurement and the Hermeneutics of Prophetic Typology,” 293-94.

El principal problema con la identificación de tipos únicamente sobre la base de similitudes entre dos entidades es que añade a la Biblia un significado supuesto que no está declarado en el texto bíblico (es decir, no se reúnen los criterios de promesa y cumplimiento y correspondencia funcional). Las identificaciones de tipos de esa manera son decisiones subjetivas tomadas por el intérprete, que no pueden ser validadas objetivamente. Tradicionalmente, uno de los motivos principales para la tipología excesiva (“hiper-tipificación”) ha sido la hermenéutica cristocéntrica, la proposición teológica de que cada porción del Antiguo Testamento está diseñada para apuntar a Cristo. Puesto que muchas porciones del Antiguo Testamento no se refieren directamente a Jesucristo, los intérpretes tienen que plantear tipologías y alegorías en estas porciones para encontrar un vínculo profético con Cristo. Sin embargo, la Biblia en ninguna parte afirma la hermenéutica cristocéntrica, y este método de interpretación supuestamente de mentalidad espiritual es exegética y teológicamente erróneo. En cierto sentido, toda la historia antes de la cruz estaba preparando al mundo para la encarnación de Cristo, y toda la historia posterior conduce a la segunda venida de Cristo, pero la mayoría de los detalles de la historia no prefiguran directamente la persona y obra del Mesías.

Como reacción a la hiper-tipificación y al alegorismo extremo, el obispo Herbert Marsh, escribiendo a principios del siglo xix, propuso la siguiente regla: solo los tipos que son específicamente reconocidos en el Nuevo Testamento pueden considerarse válidos. Esta regla ha sido seguida por muchos intérpretes evangélicos desde la época de Marsh. Sin embargo, este enfoque es problemático porque es demasiado minimalista. El reconocimiento en el Nuevo Testamento de tipos en varios pasajes del Antiguo Testamento apunta a la existencia de tipología en clases enteras de pasajes, y no solo en aquellos específicamente citados por los escritores del Nuevo Testamento. En muchos casos, parece que los escritores del Nuevo Testamento no reconocen los tipos mediante la revelación directa de Dios, sino mediante la aplicación de principios hermenéuticos. El reconocimiento de estos principios debería permitir a otros intérpretes identificar otros tipos. Por ejemplo, Colosenses 2:17 y Hebreos 9:11 y 10:1 indican que muchos aspectos de la ley mosaica apuntan a la persona y obra del Mesías, pero no enumeran individualmente cada tipo y antitipo. Otro ejemplo es la clara conexión tipológica entre Antíoco IV Epífanes y el anticristo escatológico en Daniel 8 y 11, que a lo sumo, solo es aludido en el Nuevo Testamento. Otro problema tanto con el enfoque maximalista como con el minimalista de la tipología es que solo reconocen la tipología retrospectivamente, lo cual invierte la dirección de la profecía y la revelación.

Una tercera visión errónea de la tipología es la opinión de los eruditos bíblicos liberales o no creyentes, que rechazan la posibilidad de una profecía genuina porque esta implicaría la actividad sobrenatural de Dios. Para estos críticos, por tanto, toda tipología profética es inválida como profecía auténtica, y lo que es llamado “tipología” no es más que una alegoría o una analogía. Los paralelos entre los personajes del Antiguo Testamento y los del Nuevo Testamento se ven como meramente accidentales y no como prefiguraciones proféticas intencionales. Si los críticos siempre declararan su posición como una clara negación de lo sobrenatural, por supuesto esta no atraería seguidores evangélicos. Sin embargo, los eruditos críticos de la Biblia a menudo usan un lenguaje que suena muy similar al usado por los eruditos evangélicos, hipotetizando relaciones “tipológicas” basados en un análisis de palabras o motivos recurrentes para encontrar “el significado real” del texto debajo de su significado superficial. Lo que rara vez dicen es que no creen que la Biblia es históricamente confiable, o profética de eventos futuros, o inspirada por el Espíritu Santo de Dios. Demasiados eruditos evangélicos están analizando el texto bíblico utilizando métodos críticos de conexiones intertextuales (crítica de fuentes) y motivos (crítica literaria), entre otros métodos que socavan la interpretación literal y la fe.

Muchos eruditos evangélicos también están influenciados por la afirmación de la erudición crítica de que la interpretación tipológica de los pasajes del Antiguo Testamento por el Nuevo Testamento es una aplicación de los métodos hermenéuticos judíos del primer siglo que eran esencialmente alegóricos. Si bien un análisis de métodos hermenéuticos judíos como pésher y omnisignificación requeriría un tratado separado, se puede afirmar brevemente que el Nuevo Testamento maneja el Antiguo Testamento de manera diferente a como lo maneja la literatura del judaísmo rabínico y la secta de Qumrán. La comprensión de las Escrituras por el Nuevo Testamento fue moldeada por la persona y obra de Jesucristo, ya que los escritores del Nuevo Testamento vieron cómo Cristo cumplió la profecía y la tipología. Es importante destacar que los discípulos de Jesús aprendieron a interpretar las Escrituras de la manera en que Jesús las interpretó, lo que a menudo era diferente de la comprensión predominante de la Biblia en el judaísmo contemporáneo. Dondequiera que Jesús comentó un texto específico del Antiguo Testamento, los apóstoles seguirían Su interpretación, y donde Él hizo declaraciones generales sobre las Escrituras, ellos aplicaron los principios que Él dio a pasajes específicos. Incluso el apóstol Pablo, quien estuvo completamente inmerso en el judaísmo, dice que inmediatamente después de su conversión se fue a Arabia para ser enseñado directamente por el Espíritu Santo (Gálatas 1:16-17), y dice que cuenta su experiencia en el judaísmo como pérdida por Cristo (Filipenses 3:4-8). El Nuevo Testamento considera la interpretación judía del Antiguo Testamento como defectuosa porque no reconoce el cumplimiento de las promesas mesiánicas en la persona y obra de Jesucristo (2 Corintios 3:14-16). Una diferencia importante entre la exégesis rabínica y la exégesis del Nuevo Testamento es que el uso de la tipología en el Nuevo Testamento tiene en cuenta el contexto completo de un pasaje del Antiguo Testamento. La vinculación de textos sobre similitudes lingüísticas, aparte del contexto histórico y el significado literal de los textos, no es una característica de la exégesis del Nuevo Testamento. En resumen, el Nuevo Testamento se ve a sí mismo como una continuación de la revelación del Antiguo Testamento, y ve un recorrido en la historia reveladora que culminó con la venida del Mesías. El reconocimiento que hace el Nuevo Testamento de la tipología en el Antiguo Testamento se basa, por lo tanto, en el significado del texto del Antiguo Testamento y en una creencia en su cumplimiento en la persona y obra de Jesucristo. Esto es muy diferente de los métodos contemporáneos de exégesis judía del primer siglo.

Tipología mesiánica en los Salmos

Varios versículos de los salmos de David se citan en el Nuevo Testamento como profecías tipológicas de Cristo, sobre todo porciones del Salmo 16 y del Salmo 22. David funcionó como un tipo de Cristo debido al Pacto Davídico, en el cual Dios le prometió a David que su dinastía y trono continuarían para siempre, implicando que el Mesías sería uno de sus descendientes y gobernaría desde su trono. Pedro declara la conexión tipológica directamente en Hechos 2:30-31. Hay algunas experiencias personales de David en los Salmos que él describió en lenguaje metafórico que Cristo experimentó literalmente, como que sus enemigos le traspasaron las manos y los pies (Salmo 22:16). Salomón, el hijo de David, también parece funcionar como un tipo de Cristo en el Salmo 45, ya que fue un hijo de David que gobernó a Israel desde el trono de David. Cabe mencionar que el Nuevo Testamento nunca cita un salmo adscrito a otro autor como tipológico de Cristo. Esto muestra que los escritores del Nuevo Testamento han prestado atención al contexto histórico del material que están citando como tipológico, y no están simplemente citando paralelos convenientes. De hecho, David tuvo algunas experiencias que eran tipológicas de las experiencias del Mesías, y fue guiado por el Espíritu Santo a describir estas experiencias en un lenguaje que era metafóricamente verdadero para él mismo, pero literalmente verdadero para el Mesías.

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